Recolección de trufas en Francia

Empecemos por el origen. La recolección de trufas, que comenzó en la época romana, está estrechamente vinculada a la cultura y a la herencia francesas. Se desconoce cuál fue la razón exacta que llevó al descubrimiento, pero posiblemente reconocieran su valor gastronómico al ver que los jabalíes y otros animales buscaban trufas para alimentarse. Ya en el siglo XVIII, la recolección de trufas en Francia se convirtió en un trabajo organizado, lo que llevó al desarrollo de truferas y del cultivo de trufa internacional en la pintoresca campiña francesa. En la actualidad, a pesar de que se recolecten trufas en muchos sitios del mundo, como en Italia, los Estados Unidos, España, China y Australia, Francia es todavía el líder global en la producción y recolección de trufas. Cuenta además con una vinculación cultural y culinaria muy estrecha con esa seta.

¿En qué consiste el proceso de recolección de trufas? Las trufas son setas subterráneas muy difíciles de localizar, por lo que necesitamos que nos echen una mano. En los comienzos, los recolectores de trufas utilizaban hembras porcinas (los machos solían ser demasiado agresivos y, por lo tanto, más difíciles de controlar) para que les ayudaran en la labor de búsqueda de trufas. No obstante, ocurría un pequeño problema: las cerdas eran excelentes buscando, pero eran igual de buenas en comerlas rápidamente antes de que los cavadores las pudieran recolectar. Por ese motivo se utilizan desde hace algunos años perros llamados perros truferos. Estos son mejores a la hora de solo señalar la ubicación de las trufas a los recolectores, de manera que desde entonces pueden disfrutar más de su valiosa recolección.

Si quieres mejorar tu experiencia trufera aún más, prueba a maridar las trufas con vino francés: es una unión ideal. Francia, denominada muchas veces como la capital mundial del vino, cuenta con una grandísima riqueza en regiones vinícolas, cada una con sus terroirs y variedades de uva. ¿Pero cómo elegir el vino para cada trufa? Vamos a intentar facilitarte esta toma de decisión con algunos sencillos pasos.

1. Fíjate en la geografía. Lo que se cultiva junto es una unión ideal. Igual ya has visto que muchas de las regiones francesas de trufas también son regiones de vino: la Borgoña, de hecho, es incluso más famosa por sus vinos que por sus trufas; la Provenza es conocida por sus vinos rosados; y la Dordoña es vecina de la región vinícola de Burdeos. Intenta combinar los vinos y las trufas de una misma región para disfrutar de una experiencia que rendirá homenaje al carácter de la parte francesa que estás degustando.
    
2. Marida intensidades. Como con cualquier otra comida, queremos que los vinos queden bien con las trufas que comemos y viceversa. Por ejemplo, la riqueza terrosa de las trufas del Périgord armoniza de maravilla con los sabores y aromas ricos y complejos de los vinos tintos de Burdeos. Vinos tintos más ligeros y afrutados de Borgoña maridan bien con los aromas a ajo de las trufas de Borgoña, mientras que las trufas suaves y con aromas a nuez combinan con un chardonnay con aromas a mantequilla o con un rosado seco y con algo de acidez. Fíjate que incluso estas indicaciones para maridar intensidades siguen muchas veces el principio según el que lo que se cultiva junto es una unión ideal.

Si no lo hemos repetido mil veces, no lo hemos dicho nunca: tu elección de cristalería puede influir significativamente en el aroma y los sabores del vino, por lo que es crucial en el maridaje con las trufas. Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene elegir un vino que complemente las deliciosas trufas en una copa de vino que atenúe sus cualidades?

Nuestras colecciones RIEDEL específicas según la variedad de uva ponen a disposición los utensilios perfectos para optimizar el maridaje de trufa y vino. Aquí podrás encontrar algunos ejemplos para optimizar tus combinaciones de comidas con trufa y vino.

• Imagínate que estás disfrutando de unas trufas terrosas laminadas con mantequilla derretida sobre un rosbif con un burdeos tinto de cuerpo pleno. Para ese caso recomendamos nuestra copa RIEDEL Cabernet/Merlot, que tiene un cáliz amplio, que es perfecto para suavizar las asperezas y las cualidades amargas de los vinos con abundantes taninos.

• Si has optado por un risotto con trufas de Borgoña con una botella de pinot negro, la copa RIEDEL Pinot negro/Nebbiolo es ideal para equilibrar la acidez más alta con los taninos suaves y los aromas y sabores afrutados. Prueba a guardar tu trufa en una bolsa de arroz arborio para que se impregne de su sabor, ¡conseguirás un resultado especialmente delicioso!

• Si quieres laminar unas trufas de verano sobre una ensalada nizarda y acompañarla de un vibrante chardonnay, opta por la copa RIEDEL Chardonnay/Viognier para equilibrar el carácter fresco del vino con la riqueza añadida por la trufa.

Para aprender más sobre la elección adecuada de la copa RIEDEL para tu vino, consulta nuestra guía sobre diferentes copas de vino.