Los cinco principales mitos sobre el vino

Desmontamos mitos sobre el vino

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Como amante del vino, puedes hacer muchas cosas sencillas para sacar más partido de tus vinos preferidos. Hemos diseñado nuestra cristalería específica según la variedad de uva para equilibrar el aroma y el sabor de los varietales, lo que en última instancia lleva a un mayor disfrute. Pero también existen muchos mitos sobre el vino que solo crean confusión. ¡Vamos a desmontar cinco de ellos!

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Mito número 1: solo es necesario decantar el vino tinto

Decantador

Abordamos este mito en primer lugar porque lleva mucho tiempo circulando y además hace que las personas no disfruten de su vino preferido plenamente. De forma muy resumida: cualquier vino que mejore con el envejecimiento debería decantarse.

La decantación beneficia a los vinos añejos al eliminar los sedimentos y al introducir oxígeno suavemente en el vino; y a los vinos jóvenes porque los airea vigorosamente y en definitiva, acelera su proceso de envejecimiento. Desde un punto de vista técnico, la exposición al oxígeno elimina el dióxido de carbono, que es el principal elemento de conservación del vino. Esto permite que el bouquet se desarrolle primero, lo que proporciona la sensación de que el vino está envejeciendo.

Cualquier vino complejo pensado para permanecer muchos años en botella antes de su consumo mostrará una expresión aromática mayor y, en último lugar, sabor, si se decanta. Esto incluye al vino tinto, a los vinos blancos que adquieran cuerpo e integridad con el envejecimiento, como un chardonnay o semillón, o incluso los champañas de añada.

Entonces, ¿qué vinos no se decantan? Los vinos frescos, sabrosos y poco tánicos, sin excesiva complejidad y elaborados con la pura intención de ser disfrutados poco después de su salida al mercado. Estos vinos suelen ser afrutados, brillantes, jugosos y deliciosos, pero su sabor no variará mucho dentro de uno o dos años.

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Mito número 2: el vino se calienta antes en una copa sin tallo

Como posiblemente sepas, el cristal no es un buen conductor del calor. Entonces, imagínate lo siguiente: estás sentado en el exterior durante un caluroso día de verano con un tumbler con vino blanco frío. Si estás bebiendo y no lo rodeas con las manos, tardarás entre 15 a 30 minutos en terminar tu bebida y verás condensación en los bordes. Te garantizamos que el último sorbo no tendrá la misma temperatura que el primero, pero no puedes culpar a tu tumbler si la temperatura afuera es superior a 25 grados.

Un dato interesante: un vaso más fino mantendrá la bebida a su temperatura original durante más tiempo. Parece contradictorio, ¡pero es cierto! La velocidad a la que se calienta el vino depende de la temperatura de tres elementos: el aire, la copa y el vino.

Al verter vino frío en una copa a temperatura ambiente, estos dos elementos más pequeños trabajarán para encontrar una temperatura media basada en el elemento más grande: el aire. La copa enfriará mientras que el vino calienta. Como un vaso ancho tardará más en enfriarse, tu vino se calentará durante más tiempo. Una copa de cristal fino asegura que tu bebida esté más fría desde el inicio hasta el final, independientemente de si tiene tallo o no.

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Mito número 3: el vino de calidad siempre tiene un precio elevado

Guía de copas de vino

No cabe duda de que cuesta más esfuerzo producir unos vinos que otros y que ese esfuerzo se traduce en un mayor coste. Existen decisiones que implican tiempo y dinero y que por lo tanto repercuten en el coste de una botella. Por ejemplo, no es lo mismo seleccionar las uvas a mano o a máquina; o almacenar el vino en barricas de roble francés en lugar de añadir virutas de roble a un depósito de acero.

Pero si comparamos una botella de 10 € con una de 100 €, producir la segunda no cuesta necesariamente 10 veces más que la primera. Tampoco significa que esté 10 veces más rica. Sin embargo, estudios científicos han demostrado que el cerebro del consumidor reacciona de forma diferente ante un vino dependiendo de si conoce su precio, influyendo este dato en la percepción, razón y toma de decisiones. Ocurre parecido cuando pensamos que una copa no puede cambiar el aroma o el sabor del vino antes siquiera de haberlo probado. Pero no hay que dejarse engañar por este prejuicio; existen vinos de buena calidad a un precio razonable.

¿Cómo encontrar esas botellas en tu siguiente compra de vino? Busca bodegas con una producción abundante y cuyas añadas sean recientes. Los vinos de cupaje suelen ser buenas opciones porque su composición se basa en encontrar diferentes tipos de uva que equilibren las notas afrutadas con otras como las florales, herbales o especiadas y con la estructura del roble o los taninos. Pero como definitivamente acertarás es en tu tienda local de vino o con empresas que ofrezcan un servicio personalizado; se centrarán en lo que te gusta y te sugerirán opciones de forma experta.

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Mito número 4: el vino tinto se sirve «a temperatura ambiente»

El mito sobre beber vino a «temperatura ambiente» proviene de la época en la que se consumía vino en los antiguos castillos de piedra en Europa. Hoy en día, hay pocos placeres que superen una comida larga o un aperitivo en una tarde de verano. Pero seguramente no elijas un cabernet o un syrah, a menos que hayas prestado atención a la temperatura de servicio. 

Un vino servido a una temperatura demasiado alta estará automáticamente sobrecargado por el alcohol y en el paladar dominarán las características más pesadas como los taninos. En lugar de disfrutar del equilibrio de estos caracteres con aromas frutales o florales más ligeros, percibirás el aroma picante de calor y una bocanada de astillas de madera. Por otro lado, un vino demasiado frío literalmente helará el paladar. Le quita carácter al vino y, aunque no ofenda, te estás perdiendo lo que el vino puede ofrecer.

Aquí algunos consejos generales sobre la temperatura de servicio:

  • Espumoso o champaña: 6-7°C
  • Vino blanco afrutado como el riesling o el sauvignon: 8-10°C
  • Vino blanco con más cuerpo, como el chardonnay: 11°C
  • Vino tinto ligero: 13-15°C
  • Vino tinto con más cuerpo: 16-18°C

Descubre nuestra entrada de blog para aprender más sobre la temperatura de servicio adecuada para servir vino.

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MITO NÚMERO 5: LA MEJOR COPA PARA EL CHAMPAÑA ES LA FLAUTA

Se hace casi de forma automática: vas a por las copas tipo flauta después de abrir una botella de champaña. ¿Pero es la mejor manera de servirlo? Nunca servirías una botella de vino cara en la primera copa o taza que encontraras. Te molestarías en decantarlo, controlar la temperatura, elegir la mejor copa y el maridaje adecuado. Entonces, ¿por qué dejamos que las burbujas del champaña dicten nuestros hábitos, cuando ello supone sacrificar nuestro disfrute?

La flauta se ha convertido sin duda en un símbolo de celebración, pero con su diseño fino y la apertura pequeña no nos proporciona un perfil aromático completo. Si has tenido la suerte de disfrutar de un champaña de añada, sabrás la amplia gama de aromas que tiene: notas tostadas, de frutos secos, miel dulce, especias, turrón, fruta fresca o deshidratada... La mayor parte de la percepción del sabor en las bebidas proviene del aroma, por lo que debes usar una copa que los destaque.

En 2013, una serie de talleres sensoriales demostraron lo que veníamos sospechando desde hacía mucho tiempo: la mejor copa para el equilibrio y la expresión del champaña es una copa de vino. Hace que el champaña deje de ser algo que solo sirva para brindar y se convierta en algo digno de saborear y disfrutar: en una bebida y no solo un brindis. Ahora también está disponible la copa de vino para champán en forma de huevo en diferentes colecciones RIEDEL para un disfrute inmejorable.
Descubre más en historia de las copas de champaña y el servicio de champaña.