Mundo del vino
En el mundo del vino, los varietales blancos suelen gozar de una merecida reputación por su delicadeza, frescura y excelente capacidad de maridaje. Especialmente los que son ligeros, no pasaron por madera y tienen una acidez marcada. Estos vinos no necesitan envejecer en barrica para seducir: conquistan por la pureza y expresividad de su carácter. En esta entrada de blog, le invitamos a adentrarse en los brillantes y bonitos blancos sin madera. Desde un viognier hasta un riesling o un chardonnay sin madera; descubra por qué estos vinos son enérgicos, atractivos y perfectos para cualquier época.
Los vinos blancos sin madera realzan la claridad, frescura y la belleza pura de la propia variedad de uva. A diferencia de aquellos que envejecen en madera, que suelen presentar notas ricas de mantequilla o torrefactos, estos vinos permanecen puros y mantienen su acidez.
Son ideales para aquellas personas a las que le gusta la acidez alta, las notas cítricas afrutadas y esa característica brillante que los hace perfectos para maridar con comida. Además, gracias a los avances en las técnicas de vinificación, hoy en día es posible preservar tanto la textura como la complejidad, sin recurrir a la influencia de la madera.
Lo que puede esperar de estos vinos:
Sin madera, la chardonnay expresa la pureza del terroir; refleja los matices de su suelo y clima. Es la elección perfecta para quienes buscan un vino blanco limpio, pero con capas.
Consejo de maridaje: la chardonnay sin madera complementa ostras, pollo a la plancha y platos de pasta ligeros con hierbas aromáticas que lo condimenten.
Lo que puede esperar de estos vinos:
Los viognier sin madera realzan las notas tropicales y de frutas de hueso: pura opulencia, pero sin empalagar.
Consejo de maridaje: estupendos para maridar con pavo asado, platos de Oriente Medio o pastas cremosas con marisco.
Todos estos vinos tienen un perfil ligero y fresco; representan el espíritu de lo que es vibrante y sencillo.
No solo apreciamos la acidez marcada por la sensación que deja en boca: es uno de los elementos más importante que influyen en la estructura general del vino, en su equilibrio y en su potencial de guarda. En el mundo de los vinos blancos sin madera, la acidez asume un papel importantísimo. Realza el sabor y acentúa los cítricos brillantes, la manzana verde y las notas florales que de otra manera pueden apagarse. Esa vitalidad natural también hace que estos vinos sean increíblemente frescos y que puedan maridarse superbien, ya que su acidez ayuda a limpiar el paladar entre bocado y bocado.
Quizá lo más impresionante sea que un armazón ácido consigue que incluso envejezcan con elegancia los blancos sin madera. Por eso no sorprende que los sumilleres muchas veces los elijan a la hora de planear sus maridajes: aportan vida y claridad a la mesa y complementan una variedad de platos con elegancia y facilidad.
La forma de servir un vino blanco puede influir considerablemente en cuánto lo disfrutamos, en especial si hablamos de estilos ligeros y sin madera. Aquí la cristalería adquiere un papel crucial. Por ejemplo, una copa con un cáliz más estrecho, como una copa de riesling, concentra los delicados aromas del vino y guía el vino al lugar adecuado del paladar, lo que mejora su carácter fresco y de marcada acidez.
La temperatura es igual de importante: procure servir estos vinos entre 7 y 10 ºC. Si está demasiado frío, el perfil aromático del vino sufrirá; si está demasiado caliente, la acidez podrá apagarse y el vino quedar «sin chispa».
Mientras que el decantar vino se suele asociar con tintos con cuerpo, algunos vinos blancos sin madera también pueden beneficiarse de ello, en especial los que tengan una estructura con una rica complejidad o mineralidad, como un riesling envejecido o un albariño de alta gama. Decantarlos unos 15 a 30 minutos puede favorecer su apertura, por lo que expedirán más aromas y matices y se suavizarán cualquier elemento que despunte demasiado. Para este tipo de vinos recomendamos el RIEDEL Mosel decantador, ya que entra en casi todos los frigoríficos.
La belleza de los vinos blancos con una acidez marcada reside en su versatilidad: puede disfrutarlos tanto en casa durante una tarde de verano con unas tapas o con una rica cena con marisco. Si además los sirve en la copa adecuada, la experiencia de disfrutar de un vino blanco sin madera será inolvidable, ya que se realzará la estructura, la acidez y los aromas que hacen estos vinos únicos.
En RIEDEL sabemos que la copa adecuada mejora cada sorbo. Nuestra colección de blancos ligeros y sin madera está diseñada para realzar la acidez marcada, los aromas delicados y la estructura vibrante de estos vinos.
RIEDEL Riesling/Zinfandel: ideal para riesling, chardonnay sin madera y viognier.
RIEDEL Performance Sauvignon Blanc: perfecta para varietales picantes y con notas de hierbas aromáticas.
RIEDEL Winewings Chardonnay: una copa llamativa con un área de superficie mayor para abrir los blancos expresivos.
Descubra toda nuestra colección para vino blanco y encontrará lo que necesita para su varietal preferido.
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